Publicado en La Verdad, el 4 de febrero de 2021.
Tomando distancia del enorme ruido que la dimisión de la alcaldesa Clavero ha generado, merece la pena señalar un hecho que, por infrecuente en la clase política, podría pasar desapercibido. Me refiero a la conducta observada en todo el proceso por José Ángel Alfonso Hernández, presidente del Partido Popular en Molina y portavoz del Grupo Municipal Popular en el Ayuntamiento.
Firme José Ángel en su rechazo a la continuidad de Clavero como alcaldesa, después de utilizar su cargo para saltarse la cola en la vacunación de la Covid, ha evitado, sin embargo, entrar en la descalificación y el linchamiento personal del que tanto se queja Clavero en su despedida.
Linchamiento al que ella contribuyó con su torpe estrategia de defensa y que no ha sido en ningún momento azuzado por José Ángel, a pesar del excelente magisterio que Clavero, aplaudida por algunos de los que ahora la han destronado, ha ejercido durante su etapa de gobernante y dedicación a la vida pública, dedicada a la difamación del alcalde y concejales del Gobierno anterior, que por no estar ya en la vida pública no le han podido responder cada vez que ella ha utilizado su cargo para vomitar en intervenciones públicas sus insidias. Ahora, que se ha dado cuenta de que tiene una familia, comprobará ella lo que estas palabras significan.
Aplaudo la postura de José Ángel y quiero ponerla en valor porque ha demostrado que se puede estar en política y defender unas ideas con firmeza sin necesidad de acudir a la descalificación personal, en una sociedad en la que cualquier acusación, fundada o no, puede destrozar vidas y, como Clavero dice, hacer sufrir a la familia.
Alguien tenía que empezar a tomar ese camino del respeto personal a los adversarios y José Ángel ha demostrado que eso es posible, en un momento que reunía todas las condiciones para ser visceral. Hay que pasar del insulto al respeto, porque tras el insulto solo está la propia incompetencia. Es urgente que esa conducta vaya siendo imitada por los que tienen el enorme honor de ser elegidos para representar a la ciudadanía. Urgente y obligatorio. Y más obligado a mayor rango, porque nada hay como el ejemplo de los de arriba.
Aplaudo también la postura tomada por Sandra Díez y Fuensanta Martínez, concejalas que se van con Esther Clavero y que para mí representan la dignidad. Son ese puente sobre aguas turbulentas que se tiende para esa amiga que lo necesita y que no todo el mundo tiene en circunstancias similares. Seguro que se han ganado el respeto de todos.
Le deseo a Esther Clavero que en la otra orilla encuentre la cordura y un pronto restablecimiento de su salud.
Eduardo Contreras Linares
Ex-alcalde de Molina de Segura.
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