Para eludir responsabilidades, la alcaldesa se escuda en los técnicos municipales a los que hace responsables de su nefasta gestión política y de adjudicar los contratos, a pesar de ser consciente de que sus afirmaciones son falsas.
Comienza una nueva época en el Ayuntamiento de Molina de Segura que podría denominarse D.M.A., Después de la Mayoría Absoluta. Y es que Esther Clavero ha conseguido alcanzar la mayoría de los apoyos de la Corporación dando delegaciones a dos concejales tránsfugas. Sí, esa misma mayoría que tan férreamente criticaba cuando los molinenses decidían legislatura tras legislatura que el PSOE ocupara la bancada de la oposición.
Ayer, durante la primera sesión ordinaria del pleno de la época d.m.a., se pudo comprobar lo que va a suponer para el municipio esta nueva era. El ‘todos a una como Fuente Ovejuna’ se ha convertido en el lema del Gobierno de Izquierdas, aunque para ello haya que votar a favor de la contratación de una empresa externa por 11.000€ para que realice un Plan Especial de la Limpieza únicamente en el Barrio de San Roque o haya que rechazar una propuesta del PP que pretende mejorar y completar el Plan Local de Seguridad que beneficia a toda la ciudadanía.
Pero como no es oro todo lo que reluce en el desgobierno de Clavero, la moción presentada por el PP sobre el referéndum ilegal de Cataluña del próximo 1 de octubre volvió a recordar a la alcaldesa que sus socios no son tan fieles como esperaba. Por una parte, los cuatro ediles de Podemos votaron en contra de la unidad constitucional de España y por otra, la sorpresa de la noche, la nueva concejala, la tránsfuga Concepción Orenes, se abstuvo junto a su compañero de Izquierda Unida, Antonio López, en esta iniciativa.
Por lo demás, pocos cambios. El no a todo lo que procede del PP; el sectarismo de una alcaldesa con poco talante para presidir y dirigir el Pleno; un Gobierno que elude debatir asuntos tan importantes para el municipio como la aprobación de las Cuentas Generales de 2016; una falta de transparencia sin precedentes con algo “interesante” en lo que “estamos trabajando en el Plan de Seguridad”; y ataques frontales a los trabajadores municipales, haciéndolos responsables de su nefasta gestión y queriendo eludir responsabilidades asegurando que son los funcionarios los que adjudican los contratos cuando la alcaldesa sabe que no es así.
En fin, después de 18 meses, Esther Clavero y sus socios siguen echando balones fuera, culpando a los demás y no asumiendo las responsabilidades de su mala gestión política.
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