INTRODUCCIÓN
La identidad de Molina de Segura está marcada por su privilegiado emplazamiento en una encrucijada de caminos en la ribera del río Segura, muy cercana a la capital regional. Vestigios de la cultura Paleolítica y del Bronce, así como del pasado íbero, cartaginés y romano, acreditan que el territorio molinense fue lugar de peregrinaje o estadía de pueblos y civilizaciones ancestrales. Con la llegada de los árabes, Molina de Segura se convirtió en fortaleza, adoptando la denominación de Mulinat as-Sikka y experimentando un período de esplendor durante el gobierno del Rey Lobo. La Reconquista la depositó en manos castellanas y cambió su nombre por el de Molina Seca, siendo camino real de Castilla y cabeza del Marquesado de los Vélez.
En los tiempos modernos, Molina de Segura sufrió graves crisis, y fue azotada por la Peste. Pero también fue iluminada con las luces del desarrollo, apoyado en la modernización de la huerta. Molina de Segura entra en época contemporánea bajo el poder de la familia Zabalburu, y con una economía agrícola que, gracias al auge de las industrias conserveras, se torna industrial y urbana de forma espectacular en el siglo XX. Hoy, Molina de Segura mira optimista al futuro, convertida en una ciudad moderna, industrial y comercial.
PREHISTORIA
Molina de Segura se encuentra en una encrucijada de caminos al abrigo de la sierra del Lugar y La Espada, y rodeada por la huerta del río Segura. Esta situación geográfica ha condicionado su poblamiento desde la llegada del ser humano.
La presencia del Musteriense
Los restos arqueológicos más antiguos de Molina de Segura pertenecen a la cultura Musteriense del Paleolítico Medio y se han hallado en el yacimiento de Las Toscas. Se trata de piezas líticas de sílex y cuarcita de raederas, raspadores, denticulados, cuchillos y cantos trabajados.
El Musteriense es un complejo industrial desarrollado entre el 95.000 a.C y el 35.000 a.C. en Europa, Asia y el Norte de África. Esta facies se asocia con el Homo Neanderthalensis y con la técnica de Llevallois, que implica tallas centrípetas de los bordes de un guijarro.
Cabe destacar que en la zona también se han hallado vestigios de industria lítica propia de la Prehistoria, como pequeños núcleos de láminas, que indicarían que el taller tiene una amplia secuencia crono-cultural. Los yacimientos de El Fenazar y El Montañal también se adscriben a las facies culturales del Paleolítico Medio.
Bronce valenciano y culturas argárica e íbera
Restos de menor cuantía encontró el equipo arqueológico del Ayuntamiento de Molina de Segura dirigido por Felipe González Caballero. Tras meses de investigación se hallaron interesantes restos del Bronce valenciano y cultural de El Argar: varios molinos barquiformes para la molienda del cereal, dientes de hoz en sílex, y diversos fragmentos cerámicos (cuencos, grandes vasos con tetón, fragmentos de tulipa y de cerámica lisa).
En la pedanía de La Albarda, restos de cerámica con decoración geométrica, urnas de baquetón y cerámica campaniense atestiguan la presencia de una población íbera. Posiblemente se tratara de pequeñas tribus íberas, que empleaban este paraje como refugio y que andarían de paso en el camino de enlace entre los Castillicos de las Peñas y Baños de Fortuna, Cabezo del Tío Pío en Archena y Cigarralejo de Mula.
ANTIGÜEDAD
Molina de Segura: encrucijada de caminos
La aparición de monedas cartaginesas del siglo III a. C en El Fenazar apuntan a la existencia de esos senderos que los contestanos y bastetanos seguían, antes de Roma, y que discurrían por Lorquí, Ceutí, Molina y Abanilla por la Sierra de La Pila. Desde el punto de vista geográfico, existen dos pasos naturales fundamentales que encuadran Molina de Segura:
-En primer lugar cuenta con un gran paso longitudinal, recorrido por el río Segura, y en el que se halla el origen del asentamiento urbano de Molina de Segura, así como de sus pedanías más importantes: La Ribera, Torrealta y El Llano. Este eje se extendía desde Archena, Lorquí, Alguazas y Cotillas, teniendo como centro Molina.
-Un segundo paso importante, que surca el municipio de Molina de Segura, lo constituye el gran corredor trasversal que, desde Elche-Alicante-Orihuela, penetra por Abanilla-Fortuna y Molina, enlazando por Archena con el corredor longitudinal de la Vega Media del Río Segura.
Los romanos aprovecharon estas dos vías naturales para disponer los caminos que atravesaran Molina de Segura. De esta forma, el eje longitudinal era surcado por la vía Cartagena-Complutum, mientras que la vía trasversal fue aprovechada para disponer los actus Elche-Cieza y Elche-Archena, lugar de estadía de los cartagineses, que establecen la importante comunicación con la parte baja de Alicante.
La presencia romana en Molina de Segura
La huella más clara de civilizaciones antiguas en Molina de Segura corresponde a la época romana. Los romanos aprovecharon la situación estratégica de esta encrucijada de caminos para levantar calzadas y un castillo, emplazado en lo que es la Iglesia Vieja. En la época republicana romana, Molina de Segura, al igual que el resto de la Región de Murcia, perteneció a la región Citerior, una de las dos provincias en que quedó dividida la Península Ibérica tras la conquista romana.
La situación de Molina de Segura en esa encrucijada de calzadas romanas la acabó convirtiendo en lugar donde se situaban servicios de postas, provista de habitaciones, suministros de boca y caballerías de repuesto. La crisis del Imperio Romano, en el siglo III d. C, desencadena guerras y destrucciones de ciudades, como Ilici o Carthago Nova, sembrando de inseguridad su territorio y propiciando la aparición del bandolerismo, lo que arruinaría las calzadas y sus postas o mansiones.
EDAD MEDIA
La llegada de los árabes y la fortificación de Molina de Segura
Para algunos historiadores el origen de Molina de Segura se encuentra en su función de posta o parador de las calzadas romanas que la surcaban, concretamente apuntan a su nacimiento en el cruce que unía Alicante con Córdoba y Saltigi (Chinchilla) con Cartagena, además de pasos secundarios como Mula y Fortuna. Otros autores otorgan a Molina de Segura un origen eminentemente árabe. Los árabes la llamaron Mulinat as-Sikka. Sea de una forma u otra, lo que sí es cierto es que los árabes hicieron de Molina de Segura una fortaleza, la cual potenciarían con el paso del tiempo, como quedó patente cuando se defendieron de los omeyas en el siglo IX. El primer dato escrito es de este origen, cuando los omeyas entraron en territorio murciano y acamparon frente al husun Mulina (896). Dos siglos después (1096) el Cid Campeador vino para reunirse con el Rey Alfonso VI, e ir juntos a la defensa de Aledo, pero no se vieron por partir el Rey antes de su llegada.
La situación privilegiada de Molina de Segura la convirtió en un lugar idóneo para instalar una fortificación, que protegiese el cruce de caminos que llegaban de Murcia, así como refugio para los que tuviesen que enfrentarse a la capital. Se encontraba a medio camino entre el río Segura y el camino real de Castilla, muy cercana a la ciudad de Murcia y con su casco antiguo encaramado en un cerro, desde el que se divisa una espléndida panorámica de la vega.
Los restos cerámicos y materiales aparecidos en las excavaciones de 1990 y 1997, asociados a las murallas de la villa de Molina de Segura, atestiguan que en el siglo XI ya existía una plaza fuerte o hisn. Este hisn se mantendría durante todo el siglo XII y, sólo a finales de esta centuria, se realizaría una muralla para dar cobijo a la población. De esta forma se sabe que, durante los siglos XI y XII, Molina de Segura sólo existió como castillo (hins) y que, a finales del siglo XII y primeros del XIII, se agrupó a su alrededor una población que pudo ser cobijada por una muralla que la circunvalaría. En el siglo XII, el geógrafo al-Idridi menciona a Molina como un castillo o lugar de la ruta Murcia-Segura.
Ibn Mardanix, el mítico y controvertido Rey Lobo, se hace con el trono del reino independiente de Murcia, para el que procura largos períodos de paz, engrandeciéndolo y enriqueciéndolo, gracias a su largo período de reinado (1146-1172). Ibn Mardanix intentó mantener la independencia política frente a los almohades y a los ejércitos cristianos, convirtiéndose en el representante de un nacionalismo andalusí, que fue constante durante las segundas y terceras taifas, coincidentes con los períodos finales de los Imperios almorávide y almohade, respectivamente. Para Molina de Segura la llegada de Ibn Mardanis coincide con una época de esplendor, ya que el Rey Lobo le daría un notable impulso y fortalecería sus murallas. Además, el reyezuelo Ibn Mardanis sangró el río Segura por La Algaida, con el fin de regar sus tierras, consiguiendo así un aumento de población cristiana.
La vuelta de Molina de Segura al poder castellano
Con la firma del Tratado de Alcaraz en el siglo XIII, Murcia y otras fortalezas árabes se someten a Castilla, reconociendo la soberanía de Fernando III ‘El Santo’. En Molina de Segura la ocupación efectiva se realiza en 1266, fecha a partir de la cual seguirán conviviendo en su territorio moros y cristianos.
Tras la Reconquista el término árabe de Mulinat-as-Sikka fue transcrito como Molina Seca, topónimo que, paradójicamente, no hace referencia a característica climática alguna, sino más bien al emplazamiento del municipio y a su carácter de encrucijada, ya que se podría traducir como Molina de la Calzada. El término Molina Seca fue empleado en los documentos cristianos hasta el siglo XV, a partir del cual se utilizó el topónimo Molina, para designar la villa y así permaneció hasta el 9 de julio de 1916, en que pasó a denominarse Molina de Segura. Tras los avatares de la Reconquista castellana se crea en Molina de Segura el Heredamiento Agrícola, para la administración de la huerta, sus riegos y cultivos. Con el Rey Alfonso X ‘el Sabio’, Molina pasará por varias manos, hasta terminar en las del mítico escritor, político y militar don Juan Manuel.
El infante don Juan Manuel y el señorío de los Fajardo
Durante el siglo XIV don Juan Manuel pasó a desempeñar un activo papel en la política murciana, atalaya desde la cual fijó sus ojos en Molina de Segura, bajo el pretexto de que formaba parte del territorio del adelantamiento y era paso natural de los emisarios procedentes de la Corte. Don Juan Manuel no cesaría en su empeño de hacerse con Molina hasta conseguir que Fernando IV se la cediera en el año 1311, con lo que saldaba una deuda de 140.000 maravedíes, que el Rey había contraído con él. La época en la que don Juan Manuel tuvo jurisdicción sobre Molina Seca se caracteriza por la inestabilidad y la turbulencia, especialmente en lo referente a las relaciones de la villa con la ciudad de Murcia, que la tendría como enemiga acérrima, pese a las protestas de los vecinos de Molina Seca en contra del adelantado.
La población de Molina de Segura se incrementó durante este período y se consolidó como lugar de cierta importancia. Unos restos hallados en la calle Honda atestiguan que don Juan Manuel también potenció la fortificación. Tras la muerte del adelantado, Molina Seca sería víctima de diversos avatares sucesorios, propiciados por las ambiciones de los personajes del Medievo. Finalmente, Molina fue restituida al dominio real bajo el reinado de Enrique de Trastámara.
Con el rey Enrique III de Castilla en el trono (1379-1406), Alonso Yánez Fajardo, adelantado del Reino de Murcia, recibe Molina de Segura en régimen de señorío en 1395. Sin embargo, fue su hijo Juan quien hizo efectivo el albalá real mediante la emisión de una carta de privilegio, otorgada al Concejo de Molina Seca en 1396, en la que se establecían las relaciones del Concejo con el nuevo señor. Con los Fajardo, especialmente con Alonso Yánez Fajardo y con Pedro Fajardo, Molina sufrió numerosos ataques, cercos y asaltos, tanto ocasionados por la ciudad de Murcia debido al enfrentamiento entre señores, como por las andanzas moras en territorio murciano. Finalmente, con la mayoría de edad de Pedro Fajardo, el Reino alcanzó una
El nombre de Molina de Segura
Son muchos los que preguntan si debe decirse Molina de Segura o Molina del Segura.
La dependencia de la palabra o preposición “de” indica situación o localidad donde se ubica, en este caso, el pueblo. Hemos de entender que en la ribera del río Segura. Para más claridad, dice el Diccionario de la Real Academia Española en su acepción 8: sirve para determinar o fijar con mayor viveza la aplicación de un nombre apelativo. Dicho a lo llano, indica el lugar donde está situado el nombre. En este caso Molina está ubicada en la zona de Segura, y más concretamente, en la ribera del río Segura. “Del” es una contracción de la preposición “de” y artículo “el”, solo aplicable en caso de que la “aplicación” fuese de un sustantivo: Molina del río Segura, Molina del valle del Segura… No es correcto, pues, decir Molina del Segura. Nos falta “algo”: el sustantivo río, vega, valle…
¿Desde cuando Molina se llama Molina?
La primera vez que aparece en los escritos antiguos el nombre de una localidad que pudiéramos ubicar en la actual Molina, data del año 896. Fue cuando los omeyas, enfadados por el comportamiento religioso de los musulmanes, que consideraban muy influenciados por las costumbres cristianas deciden darles un escarmiento.
Mas adelante serán los geógrafos al-Udri, 1080 y al-Idrisi, 1154, recogidos por Consuelo Hernández y Carmona, por distintos caminos, llegan a la conclusión que la cita debe completarse distinguiendo a la población como Mulina as Sikka, traducido por Molina de la Calzada.
También, desde la frontera cristiana, se habla de Molina. Cuando el rey Alfonso VI decidió socorrer a la población de Aledo del asedio musulmán, llamó en su ayuda al Cid. Cuando éste llegó a Molina supo que el monarca había partido. Era el año 1096.
Los documentos posteriores citan ordinariamente a Mulina o Molina, hasta la llegada del rey cristiano Alfonso X el Sabio quien en sus escritos la llama Molina Seca, cacofonía o mala traducción fonética del sonido Mulina as Sikka.
Se conservó el apelativo completo en los múltiples documentos reales y particulares de los siglos XIII y XIV. A finales de este siglo Molina pasó a depender de la familia Fajardo, que siempre hablo de mi villa de Molina prescindiendo del apelativo seca
Aun así, el apelativo duró en el tiempo y sin ser del agrado de los molineses (nunca debemos decir molineros), lo que motivó que aprovechando nuevas disposiciones sobre nombres, denominaciones e institución del escudo de la villa, se gestionase, y lograse, la nueva denominación de Molina de Segura, por Decreto del Consejo de Ministros de 27 de junio de 1916.
EDAD MODERNA
El ascenso de los Fajardo
La familia Fajardo continuó incrementando su influencia durante largo tiempo, ascendiendo en la escala política y ostentando los títulos de adelantados y marqueses de los Vélez. En el año 1535 el emperador Carlos V concedía al heredero, Luis Fajardo de la Cueva, el marquesado de Molina, llegando a ser la villa cabeza de marquesado. La familia emparentó con las casas nobiliarias más importantes de España, como son los Villafranca, Alba, Fernandina y Medina Sidonia, estando sus títulos actualmente en la de Medina Sidonia. Como señores de Molina de Segura trataron con estima y consideración a la villa, respetando los derechos de los vecinos. La estructura social y administrativa funcionó invariable hasta la desamortización del siglo XIX.
Crisis en el siglo XVII
Los molinenses sufrieron las consecuencias económicas y demográficas propiciadas por la expulsión de los musulmanes y judíos, quedando su población reducida a un corto número de habitantes. Por otro lado, su proximidad a la ciudad de Murcia hizo que las mejores tierras de cultivo del municipio pasaran a manos de los habitantes capitalinos, a través de compras o como consecuencia de la influencia religiosa, a través de mandas a las órdenes monásticas, conventos, clero, hospitales y colegios. Destacó entre ellos la Compañía de Jesús, que llegó a poseer en Molina de Segura la mitad de la tierra cultivable. En el año 1767 los jesuitas son expulsados de España, acusados de instigar el motín de Esquilache y de Nápoles, pasando sus tierras molinenses a manos de la familia Zabalburu, que las ha mantenido hasta la década de los 70′ del siglo XX.
A mediados del siglo XVII, Molina de Segura sufrirá una de sus crisis más virulentas: en 1648, un terrible brote de Peste asola la villa y, tres años después, la desastrosa riada de San Calixto termina con huertos y cosechas, desencadenándose una crisis económica y demográfica que dejó al municipio con una treintena de vecinos.
Expansión económica y demográfica en el siglo XVIII
El siglo XVIII se caracterizó por una sensación de continuidad y conformismo, talante conservador económico y religioso, un enfrentamiento dinástico, que desencadenaría la Guerra de Sucesión (1700-1713), en la que Molina de Segura, seguidora del obispo Belluga, toma partido por Felipe de Anjou; y el nacimiento de unos modos de vida, ocasionados por los usos y costumbres de la nueva familia real.
A consecuencia de la riada de San Calixto, el sistema de riego fue recompuesto por el ingeniero Melchor de Luzón, permitiendo la expansión agrícola y de la población, que alcanza sus cotas más altas en el siglo XVIII. El crecimiento económico y demográfico se muestra constante, apoyado en la modernización de los cultivos de la huerta y en el cultivo de la morera, cuya importancia quedaba reflejada en el esplendor de la seda. Otro de los rasgos que refleja el entusiasmo causado en Molina por una economía en auge, fueron las mejoras realizadas en la ciudad, como fue la creación de un templo nuevo, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (1765), con su retablo, imágenes, sacristía y una custodia, obra del orfebre Zayadatti.
EDAD CONTEMPORÁNEA
Fructífero siglo XIX
A principios del siglo XIX, rota la presencia del señor de la villa que lo dominaba todo, surge la del caciquismo, impuesto por la herencia de las posesiones desamortizadas de los jesuitas. La familia Zabalburu dominó el gobierno de la población, imponiendo alcaldes en elecciones fraudulentas. Hubo un crecimiento poblacional importante y un aumento de la riqueza, especialmente propiciado por el crecimiento de los riegos, producto de la puesta en funcionamiento de los pantanos de Talave, Fuensanta, Cenajo y Camarillas
La economía giró en torno a los precios y ventas, que se regían para los productos locales desde la Casa de la Compañía, almacén-vivienda del rico propietario, heredada de los jesuitas. Según los datos suministrados por el Archivo Municipal de Molina, entre 1846 y hasta finales del siglo XIX, hay un predominio de la molinería, tanto de harina como de pimentón, pertenecientes a grandes terratenientes como eran los casos de la familia Zabalburu y condes de Heredia-Spínola. Es una economía ruralizada. Habrá que esperar al siglo XX para asistir al nacimiento y desarrollo de la industria conservera en Molina.
La industria conservera: gran motor económico en el siglo XX.
Hasta mediados del siglo XX la economía molinense era agrícola, destacando productos como el melocotón, albaricoque, hortalizas (cebollas, tomates y pimientos), cereales, almendra, olivo y vid; y en ganadería, el ganado ovino. En la primera mitad de esta centuria nacen y se desarrollan las industrias conserveras vegetales en Molina de Segura, lo que provoca una profunda transformación de la economía, convirtiéndose en industrial; y una desruralización de la zona. Será a partir de la década de los 40′ cuando se produzca el auge más espectacular de la industria conservera, convirtiéndose Molina de Segura en uno de los centros conserveros de mayor importancia nacional e internacional.
En la década de los 90′ esta industria acusará una importante crisis económica, y algunas de sus industrias más importantes se ven obligadas a cerrar. Esta ciudad no se hundió con la crisis. Salió a flote gracias al carácter emprendedor de sus gentes y a una fuerte reconversión industrial, que diversificó su sector secundario.
Molina de Segura hoy: una ciudad próspera y dinámica
Molina de Segura ha experimentado un gran crecimiento demográfico en la última centuria, pasando de los 8.000 habitantes de principios del siglo XX, a los más de 70.000 actuales (2016). Esta ciudad se presenta en la actualidad como un espacio en expansión, moderno y dinámico, con un desarrollo comercial importante, que la han convertido en lugar obligado de compras para las localidades vecinas. En la actualidad predomina en su economía el sector industrial, seguido del sector servicios y, por último, el agrícola.
Texto extraído de http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=a,84,c,373,m,1871 que a su vez usa las siguientes fuentes:
-V.V.A.A. ‘Setenil’. Revista de Estudios Molinenses (C.E.M), 1 (1997); 2 (1998) y 3 (2001).
-Arnaldos Pérez, M. ‘Conoce tu tierra. Historias y gentes de Molina de Segura’. Editorial KR. Murcia, 1997.
-De los Reyes, A. ‘El señorío de Molina Seca, hoy Molina de Segura’. Real Academia Alfonso X ‘el Sabio’ y Ayuntamiento de Molina de Segura. 1996
-Iglesias Pageo, M.J. ‘Historia de Molina en letra pequeña’. Ayuntamiento de Molina de Segura. Concejalía de la Mujer, 1994.
Todas las zonas de Molina de Segura:
Almazara de Dávalos, Almazara del Monje, Altorreal, Badén de Cañada Salada, Balsa de Ramos, Balsa del Lino, Bancal de Baquero, Bancal del Algibe, Bancal del Capitán, Barranco de las Cañas, Barranco del Diablo, Barranco del Mulo, Barranco del Yeso, Cabezo Blanco, Cabezo Cortao, Cabezo de la Hormiga, Cabezo de las Piedras, Cabezo Hundido, Camarroja, Campotéjar Alta, Campotéjar Alta, Cañá Vieja, Cañada Blanca, Cañada Calderón, Cañada Carril, Cañada de Barcelona, Cañada de Cunqueta, Cañada de la Grama, Cañada de la Hurona, Cañada de la Piedra, Cañada de la Virgen, Cañada de las Eras, Cañada de las Palomas, Cañada de las Víboras, Cañada de Mendoza, Cañada de Morcillo, Cañada del Ama, Cañada del Majo, Cañada del Payá, Cañada del Pino, Cañada Fortuna, Cañada Grande, Cañada Honda, Cañada Lázaro, Cañada Oliveras, Cañada Raya, Cañada Romero, Cañada Salao, Cañada Señora, Cañada Zarate, Cañalizo de los Guardias, Casa Confite, Casa de las Estrellas, Caña de las Palomas, Casa del Aire, Casa del Cura, Casa del Rey, Casa del Tuerto, Casa Pallarés, Casa Ros, Casas Baratas, Casas Viejas, Charco Taray, Comala, Corea, Cortijo de los Leandros, Cuesta de los Melones, Cuevas del Rincón del Conejo, El Alborche, El Azulico, El Barranco, El Bosque, El Calvario, El Chorrico, El Chorro, El Gorguico, El Hondo, El Hondón, El Infierno, El Jardín, El Limbo, El Lomo, El Molino, El Montañar, El Panderón, El Panderón de los Giles, El Paraíso, El Pesebrón, El Pino, El Porticho, El Pozo, El Padro, El Purgatorio, El Rellano, El Romeral, El Romeral II, El Salar Gordo, El Salgar, El Sifón, El Soto, El Tapiado, El Tomillar, El Vínculo, Fenazar, Finca Maximino, Fuente Baronca, Fuente Setenil, Hoya de Marzo, Huerta de Abajo, Huerta de Arriba, Huerto Capote, Huerto Fayrén, La Albarda, La Alcayna, La Arboleja, La Barceloneta, La Bomba, La Boticaria, La Brancha, La Calera, La Carriona, La Cerborosa, La Ermita, La Espada, La Estrella, La Garita, La Gloria, La Hijuela, La Hornera, La Hortichuela, La Hoya, La Hoya de Fenazar, La Hoya de los Rayos, La Hurona, La Isla, La Mejora, La Molineta, La Pieza, La Polvorista, La Poza, La Quinta, La Rambla, La Rotura, La Rueda, La Señorita, La Serreta, La Vereda, Las Canteras, Las Cardachas, Las Corrihuelas, Las Cuestas, Las Cumbres, Las Moreras, Las Peñetas, Las Revueltas, Las Salinas, Las Toscas, Las Veinticinco Tahúllas, Las Yeseras, Las Zorreras, Llano de Molina, Llano del Prado, Lo Borja, Lo Monzó, Lo Piqueras, Lo Segura, Loma Blanca, Loma de Cañada Blanca, Loma de Enmedio, Loma de Planes, Loma del Muerto, Loma del Portillo, Loma Gea, Loma Negra, Loma Quemada, Los Almarjales, Los Arcos, Los Barrancos, Los Barranqueros, Los Burreros, Los Cañalizos, Los Carrillos, Los Colorados, Los Conejos, Los Felices, Los Franquizales, Los Gamianes, Los Gomarices, Los Guillenes, Los Huertanos, Los Jaimes, Los Lunas, Los Macanesos, Los Melones, Los Montesinos, Los Mosquitos, Los Olivos, Los Pastores, Los Payos, Los Pérez, Los Pijotes, Los Ramos, Los Rogelios, Los Saltadores, Los Serafines, Los Sifones, Los Sojales, Los Totanas, Los Valientes, Los Valientes Viejos, Los Vientos, Los Zarates, Mojón de las Cuatro Caras, Montepríncipe, Motor Brugarolas, Puerta del Tío Silvestre, Punta del Lugar, Rambla de la Consolación, Rambla de las Monjas, Rambla de los Caballos, Rambla de los Calderones, Rambla de Talón, Rambla del Carrizalejo, Rambla Salada, Ribera de Molina, Rincón de los Ángeles, Rincón de los Chorlitos, Rostán, Serreta de Comalica, Sierra de la Espada, Sierra de la Pila, Sierra de Lúgar, Sierra del Águila, Soto de los Álamos, Soto Francés, Tarches y Lamparilla, Torrealta.
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